Cuando incorporas la avena a tu dieta habitual, por ejemplo en el desayuno, seguramente empezarás a sentir que muchas cosas mejoran: te sacia, se regula el tránsito intestinal, ayuda a controlar el azúcar en la sangre, es depurativa. Pues bien, no es sólo tu imaginación, estos beneficios son mucho más que mera percepción, y no son los únicos, voy a explicarte uno a uno para que sepas por qué debes consumirla, no pares de leer.
Gracias a la gran cantidad de aminoácidos que contienen sus hojuelas, estimula la producción de lecitina en el hígado, lo que favorece la depuración de las toxinas del organismo.
Además es buena para limpiar las paredes de las arterias, ya que la fibra "barre" los depósitos de grasa que se van acumulando en ellas y que pueden generar muchos problemas cardíacos, elevar los niveles de colesterol malo, entre otros.
Es aconsejable en casos de hipertiroidismo, por contener yodo, mineral que ayuda a que la glándula tiroidea relacionada funcione de manera correcta.
En total son 8 los aminoácidos esenciales de la avena, razón que la convierte en una poderosa fuente de proteínas de gran valor biológico. Esta cualidad permite formar nuevos tejidos en el cuerpo, su consumo diario evita la desmineralización, ya que este cereal cuenta también con alto contenido de calcio, nutriente esencial para la salud ósea y en la belleza (¡sé que te interesa y estás muy atenta!) :)
La avena también es nuestra aliada en tratamientos de belleza, al utilizarse de manera tópica se puede conseguir piel y cabello más bonitos, debido a que suaviza e hidrata a profundidad, ¿en cuántos productos has leído "contiene avena?.
Por lo general se aprovecha la primera comida del día para el consumo de avena. Sobretodo CRUDA, en copos, acompañada de leche vegetal o proteína disuelta en agua (es como yo lo hago); también la consumo cocida con un toque de canela y más ingredientes que la hacen aún más poderosa.